Este año estamos disfrutando de numerosos e importantes éxitos deportivos: el Mundial de Fútbol; los grand slam de Nadal; los Mundiales de Motos en sus tres categorías reinas, de Lorenzo, Márquez y Elías, y muchos otros que parecen olvidarse por la debilidad de nuestra memoria (la victoria de Carlos Sáinz en el rally "Dakar" -Argentina-Chile- en enero de este mismo año), o por la falta de lealtad hacia nuestros campeones (el nuevo Tour de Contador).Pero yo creo que nos honra más recordar a nuestros héroes cuando no lo ganan todo: el deslucido sexto puesto de la selección española de baloncesto masculino en el Mundial de 2010 (¿quién destaca el bronce de las baloncestistas españolas?); la derrota de la selección de tenis masculino contra Francia en los cuartos de final de la Davis, el segundo puesto de Alonso en el podio del Mundial de Fórmula 1...
¿No os parece que hay que estarles agradecidos por toda la emoción que nos produce verles competir y por el ejemplo de entrega y afán de superación que nos dan a nosotros y a nuestros hijos?
En este mundo ingrato y envidioso, plagado de maniqueos y cainitas, enseguida lanzamos al abismo del desprecio y el olvido a quienes hace poco convertíamos en dioses del Olimpo.
Y esto también va por tantos periodistas y blogueros de pacotilla que con tal de tener algo que decir recurren a lo más fácil: machacar al prójimo a la mínima oportunidad.
Seamos justos con nuestros deportistas, démosles nuestro apoyo cuando más lo necesitan.
En este mundo ingrato y envidioso, plagado de maniqueos y cainitas, enseguida lanzamos al abismo del desprecio y el olvido a quienes hace poco convertíamos en dioses del Olimpo.
Y esto también va por tantos periodistas y blogueros de pacotilla que con tal de tener algo que decir recurren a lo más fácil: machacar al prójimo a la mínima oportunidad.
Seamos justos con nuestros deportistas, démosles nuestro apoyo cuando más lo necesitan.
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